Comprobar el rendimiento de Windows 8.1
Ya hemos hablado hablado en otras ocasiones del Administrador de tareas, por ejemplo, cuando aprendimos a Finalizar programas o servicios que no responden en Windows 8.1. Sin embargo, hoy comprobaremos lo sencillo que resulta comprobar el rendimiento del sistema operativo utilizando esta versátil herramienta.
En particular, podremos observar cómo se comportan el procesador, la memoria principal, el disco (o discos) que tengamos instalado y las diferentes conexiones de red (tanto cableadas como inalámbricas). De esta forma, podremos identificar los cuellos de botella que motiven que dicho comportamiento no sea el adecuado.
Lógicamente, lo primero será ejecutarlo. Algo tan sencillo como hacer clic sobre cualquier espacio libre de la barra de tareas del Escritorio.
Por supuesto, también puedes desplazar el puntero del ratón hasta la esquina inferior derecha de la pantalla para mostrar la Barra de acceso y, cuando aparezca, hacemos clic sobre el elemento Buscar.
A continuación, basta con comenzar a escribir el nombre del programa en el cuadro de búsqueda y, cuando aparezca en la lista inferior. hacer clic sobre su nombre.
… Y otra forma más de abrir el programa consiste en pulsar la combinación de teclas Ctrl+Alt+Supr. Al hacerlo, la pantalla cambiará para mostrar un aspecto como el de la siguiente imagen.
Ahora, sólo tendremos que hacer clic sobre el texto Administrador de tareas.
Cuando tengamos la ventana del Administrador de tareas en pantalla, podremos verlo en modo resumido, como en la siguiente imagen, o en modo detallado, como en la siguiente
Una de las primeras cuestiones que podemos comprobar, en la solapa Procesos, son los programas y servicios que están utilizando los recursos del sistema y en qué medida.
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Podemos consultar el consumo instantáneo de procesador, memoria, transferencias a disco y red, para cada proceso.
Además, en la solapa Rendimiento obtendremos información gráfica y numérica sobre el uso del procesador, la memoria, el disco y el hardware de red durante el último minuto.
Mientras estemos mostrando la información sobre la CPU, podremos revisar bastantes datos sobre ella:
- El grado de utilización en este instante.
- Su velocidad.
- La cantidad de procesos y subprocesos que está ejecutando.
- Los identificadores que tiene asignados.
- El tiempo que lleva funcionando desde que se arrancó el ordenador.
- El tamaño de la caché de nivel 1 (L1) y de nivel 2 (L2).
- El número de núcleos que incluye.
- etc.
Además, en la parte superior, se muestra su modelo exacto (en mi caso, Intel(R) Core(TM) i5-4460 a 3,2GHz) y un gráfico que muestra su comportamiento en el último minuto.
Si observáramos un consumo excesivo de procesador (un gráfico estadístico que muestra continuamente valores elevados), podríamos tener un proceso que funciona de forma inadecuada y está consumiendo demasiado tiempo de procesador. También puede ocurrir que estemos ejecutando demasiados programas de forma simultánea. En cualquier caso, habremos comprobado que el procesador estará suponiendo un cuello de botella en el rendimiento del equipo.
Cuando tenemos varios procesadores, o un procesador con varios núcleos, podemos mostrar gráficos de uso diferenciados para cada uno de ellos.
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Para lograrlo, basta con hacer clic son el botón derecho del ratón sobre el gráfico y, en el menú de contexto que aparece, elegimos Cambiar gráfico a y, a continuación Procesadores lógicos.
Veremos que el espacio del gráfico se reparte entre el número de núcleos que tengamos.
El valor que se muestra, de forma predeterminada, representa al procesador, pero basta con hacer clic sobre otro gráfico para comprobar los valores del recurso correspondiente.
Haciendo clic sobre la categoría Memoria en el panel izquierdo, obtendremos detalles sobre el uso de la RAM.
Sobre la memoria, podremos consultar la cantidad que se está usando y la que aún nos queda disponible. Además, podemos ver cuál es el máximo que podremos utilizar (incluyendo la memoria virtual), cuanta tenemos destinada a caché, la cantidad que tenemos paginada y la que aún no lo está.
Como en el caso anterior, también disponemos de una representación gráfica que nos muestra la evolución en el uso de la memoria durante el último minuto. Además, ahora se incluye un gráfico que nos representa (de izquierda a derecha) diferentes datos:
- La cantidad de memoria ocupada por los procesos, los controladores y el sistema operativo.
- La memoria que debe escribirse a disco.
- La memoria que contiene datos y código a modo de caché, pero que no se están usando de forma activa.
- La memoria libre (la primera que será asignada cuando sea necesario).
Si observamos un nivel de ocupación excesivamente elevado (porque estamos ejecutando demasiados programas para la cantidad de memoria instalada o porque tenemos un proceso que está consumiendo una cantidad excesiva), el sistema operativo se estará viendo forzado a usar de forma intensiva la memoria virtual. Esto supondrá un intercambio continuo de páginas de memoria entre la RAM y el disco, lo que puede implicar, de nuevo, un cuello de botella en el sistema que afectará directamente a su rendimiento.
Haciendo clic sobre la categoría Disco en el panel izquierdo, obtendremos detalles sobre el uso del disco duro.
Como ves en la imagen, cuando tenemos más de un disco, aparecen varias entradas, etiquetadas como Disco 0, Disco 1, etc.
En cada uno de ellos podremos consultar diferentes datos:
- El tiempo de actividad (en porcentaje)
- El tiempo medio de respuesta (en milisegundos)
- La velocidad de lectura y escritura en cada instante (medida en KB/s)
- La capacidad total (antes y después de formatear)
- Si se trata del disco donde está instalado el sistema
- Si contiene el archivo de paginación
Además, en la parte superior, disponemos de una representación gráfica del tiempo de actividad y de la velocidad de transferencia en el último minuto
Haciendo clic sobre la categoría Ethernet en el panel izquierdo, obtendremos detalles sobre el uso de la conexión de red.
Como en el caso anterior, es importante que aclaremos que, en el caso de que nuestro ordenador tuviese varias tarjetas de red, en el panel izquierdo aparecería una entrada por cada una de ellas.
Entre los datos que contiene, nos encontramos los siguientes:
- La velocidad de envío y recepción de datos en cada momento (medida en Kbps).
- La dirección IP (tanto IPv4 como IPv6).
- El nombre DNS del equipo.
- etc.
Como antes, la parte superior incluye un gráfico que representa la actividad del dispositivo en el último minuto.
Por último, debemos tener en cuenta que el panel izquierdo puede contener otros elementos, según los dispositivos que tenga nuestro ordenador. En este sentido, es frecuente que incluya entradas para Wi-Fi o Bluetooth.
Algo que puede resultar muy útil es mantener la ventana del Administrador de tareas en primer plano.
Incluso podemos reducir la ventana para que sólo nos muestre el gráfico que queramos.
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Lo conseguiremos haciendo doble clic sobre el propio gráfico (con otro doble clic volvemos a la vista normal)
Uniendo las dos ideas, podemos hacer un seguimiento del rendimiento del equipo mientras hacemos un uso normal del mismo. De esta forma, si un programa hace un uso excesivo del procesador, la memoria u otro recurso, podremos comprobar cómo se dispara el gráfico al comenzar a usarlo. Esto puede ser debido a un error del propio programa, o también, una señal de que ha sido contaminado con un virus o un troyano.
En el modo reducido, podemos cambiar de gráfico haciendo clic sobre él con el botón derecho del ratón.
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En el menú de contexto que aparece, elegimos Vista y, a continuación, el recurso que queremos mostrar.
Conclusión
Como puedes ver, cuando nuestro ordenador no ofrece los niveles de rendimiento que esperamos de él, podemos averiguar fácilmente los motivos por los que esto ocurre, sólo con observar los datos que nos ofrece el Administrador de tareas. En muchos casos, podremos resolver el problema ampliando la memoria, sustituyendo el disco por otro más rápido o identificando (y prescindiendo) de los programas que tengan un comportamiento excesivamente consumista o errático.
En ocasiones, el motivo es el excesivo consumo de memoria que estamos realizando. Por ejemplo, si abrimos más programas de los recomendables, el sistema necesitará gran cantidad de memoria y tendrá que recurrir a un uso exhaustivo de la memoria virtual (intercambiando continuamente bloques entre la memoria principal y el disco). Esto hará que el rendimiento caiga bruscamente.
Y hasta aquí el artículo de hoy. Espero que te resulte útil.